Tenía ganas de ir al Convento Viejo para comprobar si había vuelto a llenarse el Pozo, y año nuevo, proyecto cumplido. En vez de ir con el coche hasta arriba aprovechamos para dar un paseo, pero en vez de arrancar desde Cerezo y subir el superpecho del Convento, fuimos con el coche a Fresno, dejamos el coche en el Ayuntamiento y arrancamos desde allí. A la llegada a Fresno nos encontramos con mi hermano Lucio que se volvía andando y vino con nosotros.
A pesar de que tiraba un regañón muy fino el paseo fue bastante agradable, y más teniendo en cuenta que al llegar al pecho, el viento nos daba de culo y nos ayudaba a subir. Llegamos a la explanada del Convento y vimos novedades: una mesa con bancos y dos asadores nuevos. Seguimos para arriba y llegamos al Convento Viejo. Por cierto, tuvimos que pasar en algunos tramos por encima de las piezas ya que prácticamente se han comido el camino. Comprobamos que en el Pozo había un poquitín de agua en el fondo pero poca cosa. El otoño e invierno está siendo muy seco y eso se nota en los manantíos, así que habrá que esperar a que llueva en condiciones para que manen todas las fuentes y nuestro querido Pozo se llene de nuevo. Nos hicimos unas fotos y vuelta a Fresno.
A pesar de que tiraba un regañón muy fino el paseo fue bastante agradable, y más teniendo en cuenta que al llegar al pecho, el viento nos daba de culo y nos ayudaba a subir. Llegamos a la explanada del Convento y vimos novedades: una mesa con bancos y dos asadores nuevos. Seguimos para arriba y llegamos al Convento Viejo. Por cierto, tuvimos que pasar en algunos tramos por encima de las piezas ya que prácticamente se han comido el camino. Comprobamos que en el Pozo había un poquitín de agua en el fondo pero poca cosa. El otoño e invierno está siendo muy seco y eso se nota en los manantíos, así que habrá que esperar a que llueva en condiciones para que manen todas las fuentes y nuestro querido Pozo se llene de nuevo. Nos hicimos unas fotos y vuelta a Fresno.
Como era pecho bajar, y como dice el refrán, pecho abajo hasta la mierda corre, a
pesar de que nos daba el viento de cara, bajamos de un escape al pueblo, cogimos
el coche y vuelta a Cerezo. Dos horitas de lo más agradables.
Habrá que volver
en primavera a ver como está el percal.